TRADICIONES Y CORRIENTES EN GEOGRAFÍA
1. Tradición regional:
Surge en la
edad antigua, con los primeros intentos de indagación geográfica, a partir del
momento en que la curiosidad del ser humano lo llevó a recorrer regiones
distintas y lejanas a su sitio de residencia. Implica la descripción y
narración de las peculiaridades de otras áreas y su delimitación espacial,
dando nacimiento a las regiones geográficas. Se asocia a viajeros y
exploradores, y tiene su fundamento en el trabajo de campo. Es empírica,
requiere de la observación directa, y se basa en el método inductivo.
Inicialmente tuvo un carácter corográfico y descriptivo. Privilegia el enfoque
idiográfico, que resalta el carácter único y excepcional de cada región. La
elaboración de monografías regionales constituyó su fundamento esencial. Dentro
de esta tradición podemos reconocer tres corrientes:
1.1. Diferenciación regional:
Se considera la
corriente ortodoxa de la geografía (Hartshorne, 1939: 130), y postula que el
papel del geógrafo es la delimitación espacial que resalte las similitudes,
diferencias y vínculos intra e interregionales. La cartografía, que permite
diferenciar las regiones determinadas por el geógrafo, es su base esencial. No
se limita a la descripción de las diferencias regionales, sino a la explicación
que las sustenta mediante el análisis de las combinaciones de los elementos
geográficos que las definen. El estudio de casos es su método primordial para
la elaboración de monografías regionales. Estudia lo particular, y sólo en caso
de que en numerosos estudios surjan patrones comunes, se arriesga a proponer
principios generales. Concibe a la geografía de manera integral, que primero
analiza los elementos físiconaturales y humanos para llegar a una síntesis
final.
1.2. Paisajismo:
Constituye una
variante de la anterior, que se particulariza porque asume que la geografía es
el estudio de la sucesión de los paisajes terrestres, de cómo éstos evolucionan
en el tiempo histórico y se producen modificaciones en el escenario geográfico.
Su consideración de la dimensión temporal es importante. Los paisajes
geográficos son las formas como se perciben visualmente las regiones
geográficas y que evidencian cómo los paisajes naturales (creados sin la
intervención humana) se transforman a través del tiempo en paisajes culturales
(aquellos que son producto de la acción del ser humano).
1.3. Ordenación territorial:
Es una
consideración de la geografía como una ciencia aplicada y como una técnica
administrativa, que procura -conjuntamente con otras disciplinas- la ocupación
racional del territorio, mediante la aplicación de normativas (planes de
ordenación y reglamentos de uso) que permitan o prohíban unos determinados usos
de la tierra, buscando “un desarrollo socioeconómico y equilibrado de las
regiones, la mejora de la calidad de vida, la gestión responsable de los
recursos naturales, la protección del medio ambiente, y por último, la utilización
racional del territorio”.
2. Tradición ambiental:
Define a la
geografía como una ciencia que estudia las relaciones entre el ser humano y su
ambiente, denominada por alguna tradición hombre-tierra. Se desarrolla en el
siglo XIX cuando, dado el predominio de los ambientes naturales, aún poco
intervenidos por la acción de los seres humanos, se solía apreciar una dependencia
ambiental de estos últimos. Ha compartido con la tradición regional el
favoritismo de la mayoría de los geógrafos de los siglos XIX y principio del
XX. Se pueden reconocer tres corrientes bien definidas:
2.1. Determinismo ambiental:
Asociada a los
criterios mecanicista, en física, y evolucionista, en biología, considera que
la acción y obras del ser humano están inevitablemente determinados por
factores ambientales (relieve, clima, suelos, hidrografía, fauna y flora,
etc.). Acepta una relación de causa a efecto, según la cual, conocido el tipo
de ambiente geográfico se pueden inferir las características de los grupos
sociales. La conducta, la organización social, los procesos sociales y hasta el
destino histórico se consideran dependientes del ambiente físico-natural
(Pitirim A. Sorokin en 1928, citado en Berry et al., 1976: 5). Su principal
exponente fue Friedrich Ratzel en Alemania, donde tuvo muchos seguidores, al
igual que en el mundo anglosajón. La idea básica de esta corriente la expresó
en 1906 William Morris Davis, quien afirmó: “Cualquier expresión tiene calidad
geográfica si contiene...alguna relación entre un elemento de control
inorgánico y uno de respuesta orgánica” (citado en Berry et al., 1976; 5). Se
concibe a la sociedad como un organismo que sobrevive ajustándose al medio
ambiente, por lo que su evolución está determinada ambientalmente de antemano.
La geografía se considera como una ciencia causalista, sujeta a rígidas leyes
de causa a efecto, lo cual genera una conducta de estímulorespuesta en el ser
humano.
2.2. Posibilismo:
Surge en
Francia a principios del siglo XX, y se convertiría en el estandarte de la
llamada escuela regional francesa, fundada por Paul Vidal de La Blache. Emerge
como una reacción a la inflexibilidad de las tesis deterministas, y considera
que -siendo la geografía una ciencia ambiental- la relación entre el ser humano
y su medio ambiente obedece a una interrelación recíproca, que procura un
equilibrio que dependerá del grado de hostilidad ambiental y del desarrollo tecnológico,
material y cultural de la sociedad. La naturaleza y el grupo social se amoldan
a través del tiempo, en una amalgama compleja (Wrigley, 1965: 8), que conforma
una región única, con personalidad propia, y que genera en sus habitantes un
género de vida44 particular. En ocasiones se impone más el ambiente; en otras,
la acción humana. En resumen es una relación que ofrece una variedad de
posibilidades, que además son cambiantes a través del tiempo. El equilibrio
hombre-tierra da lugar a la posibilidad de delimitar regiones geográficas
características, que apoyan la idea de que la geografía por su carácter
ambiental es definitivamente una ciencia de síntesis regional. Por ello se
asocia y es la base de la tradición regional, rescatada por la escuela francesa
a principios del siglo XX.
2.3. Ecologismo:
Es una
respuesta a la polémica determinismoposibilismo que ocupó a los geógrafos hasta
mediados del siglo XX, y que resultaría a la postre bastante estéril y poco
fructífera. Ve a la geografía como una ciencia ecológica, que adopta el
concepto de ecosistema introducido por A. Transley en 1935 (Stoddart, 1967:
522), el cual habría de convertirse en el paradigma geográfico de inspiración
biológica de mayor relevancia en la disciplina (Stoddart, 1967: 511-512). Con
esta corriente, los geógrafos incorporan el uso de la teoría general de
sistemas formulada por Ludwig von Bertalanffy en los años 1950, sobretodo con
la introducción del concepto de ecosistemas humanos, categoría referida a la
interconexión recíproca de los sistemas sociales y los ecosistemas (plantas,
animales y ambientes inanimados) (cf. Siso, 1977). Tal vez se podría referir
como antecedente a esta postura, el surgimiento en la Universidad de Chicago de
una escuela ambiental liderada por el geógrafo H. H. Barrows a principios del
siglo XX, de acuerdo con la cual, la geografía pasó a ser concebida como el
estudio de la ecología humana o de la morfología social (Dickinson, 1964: XV).
3. Tradición espacial:
En parte como
una reacción a la filosofía historicista, que fundamentó a la tradición
regional, y en parte por la incorporación de técnicas estadísticas y
matemáticas en geografía (revolución cuantitativa), emerge la óptica de la
geografía como una ciencia espacial.
3.1. Análisis localizacional:
Privilegia como
centro del análisis geográfico el estudio de la localización. Se incorporan
métodos y técnicas de otras disciplinas, lo cual permite un fructífero
intercambio multidisciplinario. Se adopta el método deductivo, se introduce el
uso de hipótesis y se considera a la geografía como una ciencia que procura la
elaboración de leyes y la formulación de teorías espaciales. Se idealiza un
espacio geográfico, donde se pueden cuantificar distancias, flujos e
interacciones, y elaborar modelos geográfico-espaciales de gran poder
explicativo. El enfoque de estudio es nomotético, de acuerdo al cual existe un
patrón subyacente en la organización espacial de los hechos geográficos y la
tendencia es hacia la búsqueda de similitudes y verdades universales. La geografía
pasa a ser una ciencia que busca el desarrollo racional de leyes y teorías que
procuran explicar y predecir la localización y distribución espacial de todos
los fenómenos que ocurren sobre la superficie terrestre, sean éstos de carácter
natural (relieve, clima, suelos, plantas, animales) o cultural (asentamientos
humanos, cultivos, industrias, vías de comunicación, medios de transporte). Se
tiende hacia la unicidad de la ciencia, y a la desaparición de la división
tradicional entre una geografía física y otra humana.
3.2. Organización
espacial:
Se trata de una derivación utilitaria y aplicada de la
anterior, que pretende la utilización de los métodos y técnicas
localizacionales para la formulación y ejecución de planes que permitan un uso
óptimo de los espacios geográficos. Se plantea la participación en grupos de
trabajos multidisciplinarios, en los cuales el aporte del geógrafo es el
análisis espacial de los fenómenos ambientales, sociales o económicos
estudiados por otros profesionales. Se trata indudablemente de una faceta de la
disciplina que busca superar los aportes más bien locales de la geografía
regional aplicada.
4.
Tradición humanista:
En parte como crítica a la corriente localizacional, a su
interés de reducir todo esquemáticamente a modelos de un mundo idealizado y a
teorías con fundamento matemático, surge esta tradición45 (Siso, 1981: 46). Se
le denomina así dado su carácter antropocéntrico, ya que considera que la
geografía estudia el comportamiento, ambiental y espacial, del ser humano. Toma
en cuenta los ambientes de subjetividad los seres humanos, y la forma
antropocéntrica de organizar su espacio geográfico46. Se fundamenta en los
conceptos psicológicos de percepción ambiental y espacial, ya que considera que las preferencias y
actitudes humanas son producto de una carga de valores (culturales, sociales,
económicos, políticos, religiosos) que genera ideas preconcebidas y prejuicios
que varían según la edad, el grado de instrucción y los gustos individuales y
grupales. Igualmente se basa en el método hermenéutico de las ciencias humanas
y en la filosofía fenomenológica. Se distinguen cuatro corrientes, de las
cuales las últimas dos son aún emergentes y están en proceso de difusión:
4.1. Comportamentalismo:
Denominada
también corriente behavioralista o conductual, considera posible una geografía
analítica, sin teorías, concentrada en el comportamiento humano (Sanguin, 1980:
13). Sus fundamentos se sustentan en una filosofía existencialista, la
fenomenología, que considera que el ser humano actúa sobre la base subjetiva de
lo que él percibe que es (de acuerdo con sus valores) y no de acuerdo con el
sentido positivista, objetivo, de lo qué es (en un sentido empírico) o lo que
debe ser (en un sentido normativo). La fenomenología es una filosofía existencial
que admite como válidos, para ganar conocimiento geográfico, a los intentos
introspectivos e intuitivos (Haggett, 2001; 772), y se basa en una concepción
subjetiva de la ciencia, en contraposición con la objetividad omnipresente en
los enfoques positivistas. La base cultural de las sociedades y los individuos
que la conforman se traduce en imágenes
mentales formadas a partir del mundo real, las cuales son afectadas por un
complejo sistema de filtros sensoriales y un cúmulo de factores culturales,
sociales, económicos y psicológicos, que dejan en la memoria humana una imagen
residual, a partir de la cual y mediante un código específico de
comunicaciones, se elabora un modelo simplificado de la realidad (Wettstein et
al., Comp., 1965: 6, Fig. 3). De esa manera un elemento ambiental es el mismo
significante con diferente significado (p.e. el ganado vacuno en la India y en
Argentina). Igualmente los conceptos espaciales (distancia, lejanía, cercanía,
forma, tamaño) dependen de la base cultural de cada grupo social. En materia de
cartografía trabajan con mapas mentales, en los cuales la distancia puede
medirse en tiempo cronológico (horas, minutos y segundos) o en costos
económicos (valor monetario de cubrir la distancia), en lugar de dimensión
física (kilómetros). Igualmente, estos mapas no recogen detalladamente todos
los espacios y lugares, sino aquellos conocidos o recorridos cotidianamente por
los individuos.
4.2. Radicalismo: Propone que la
Geografía se considere como una ciencia crítica y subjetiva, que debe cumplir
un papel de compromiso social y contribuir con una mayor justicia y equidad
social en el espacio (Siso, 1982: 5). En lugar de estudiar detalladamente las
características sintéticas de una región o formular leyes y teorías de gran
envergadura, con clasificaciones taxonómicas, axiomas e hipótesis, proponen que
se estudien y busquen soluciones a problemas acuciantes como la pobreza crítica
y la marginalidad, el escaso bienestar social en amplios grupos sociales, la
exclusión territorial, la especulación en los usos y valores de la tierra, la
falta de participación de los grupos sociales marginados en las políticas del
sector público, etc. Pretende que la geografía sea una ciencia cualitativa y
subjetiva, que enfrente la “ideología prevaleciente de los grupos e
instituciones gobernantes de la sociedad” (Marsden, 1976: 68), en lugar de
darle tanta preeminencia a lo cuantitativo y objetivo, lo cual pretende que el
geógrafo sea un científico neutro y apolítico. Esta corriente ha agrupado
estudiosos que buscan aplicar, a veces dogmáticamente, la ideología marxista a
los fenómenos geográfico-espaciales, cuyos trabajos se difunden en revistas
alternativas (Antipode, en Norteamérica, Hérodote, en Francia, Roter Globus en
Alemania y Geo Crítica en España), las cuales buscan antagonizar con las
publicaciones periódicas y oficiales, de las instituciones geográficas
tradicionales (Soler y Mattson, 1979: 11).
4.3. Estructuralismo:
Tomando
principios derivados de la lingüística, algunos autores francófonos consideran
a la geografía como un lenguaje, como una semiología de la organización del
espacio (Rémi y Nicolas, 1991: 537). El alfabeto de los geógrafos está
constituido por los coremas –término incorporado por el geógrafo francés Roger
Brunet a principios de los años 1980–, los cuales corresponden a estructuras
elementales del espacio que se representan a través de un modelo gráfico, y
permiten representar los diferentes procesos principales transformadores del
espacio, haciendo emerger los nodos, los fenómenos de difusión, los polos de
atracción o de repulsión, las redes, las jerarquías, las disimetrías, la
isotropía, etc48. La cartografía es la herramienta fundamental de expresión
geográfica y en los mapas y planos el geógrafo reproduce signos pictóricos y geométricos
(coremas) que representan hechos geográficos (líneas para ríos carreteras y
fronteras; círculos para centros poblados; áreas para regiones; flechas para
flujos; curvas para isolíneas y gradientes, etc.). Esto además se apoya en una
convención de colores y tramas para cada elemento geográfico.
4.4. Postmodernismo:
Surge
como un rechazo a la corriente comportamentalista y al positivismo lógico,
asociada a una doctrina que confronta la existencia misma de una realidad
objetiva común entre los agentes humanos y que sostiene la creencia de que el
mundo tangible es complejo, enigmático e imposible de modelar (Fik, 2000: 13).
Rechazan con escepticismo todas las teorías previas y todas las tendencias,
considerándolas contingentes y parciales (Haggett, 2000: 772), al igual que al
conocimiento científico, al cual consideran pura ficción, como una mera
construcción social que no difiere de otras formas de conocimiento como los
cuentos de hadas y canciones de cuna (Demeritt, 1996). Propulsan el pluralismo,
incluyendo perspectivas postestructuralistas y postcolonialistas, y el
desarrollo de una geografía feminista (Ley, tomado de Johnston et al., 2000).
Esta última explora las relaciones de género y la opresión de la mujer en la
sociedad (Pratt; tomado de Johnston et al., 2000) y cataloga a la disciplina
como machista, excluyente y discriminatoria.
El
siguiente cuadro resume las especificidades de las tradiciones en materia de
objetivos, contenidos y método:
BIBLIOGRAFÍA